🥖 Bocadillo mediterráneo de solomillo con tomates macerados y tapenade de aceitunas
- Terranovus
- 9 jul
- 2 Min. de lectura
Este bocadillo es un viaje directo al Mediterráneo: jugoso solomillo cocinado al punto, tomates secos macerados en aceite de oliva, ajo y orégano, una mezcla potente de alcaparras, aceitunas negras, anchoas y albahaca… Todo sobre una buena baguette crujiente. Ideal para una comida informal pero con mucho carácter.

📝 Ingredientes (para 2 bocadillos grandes)
Para los tomates macerados:
8 tomates secos
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
1 diente de ajo laminado
1 cucharadita de orégano seco
Para el tapenade rápido:
2 cucharadas de alcaparras
8 aceitunas negras sin hueso
2 filetes de anchoa
5-6 hojas de albahaca fresca
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Para el resto:
1 solomillo de ternera o cerdo (unos 300 g)
Sal y pimienta al gusto
Aceite de oliva para marcar la carne
1 baguette crujiente (o 2 individuales)
👨🍳 Preparación
1. Macerar los tomates secos
Rehidrata y aromatiza los tomates secos sumergiéndolos en AOVE Lecciana con ajo y orégano. Deja que absorban los aromas al menos 30 minutos. Este paso es clave: el aceite no solo hidrata, sino que realza y une los sabores.
2. Preparar el tapenade
Pica finamente (o tritura ligeramente) las alcaparras, aceitunas, anchoas y albahaca. Añade el AOVE Lecciana y mezcla hasta obtener una pasta rústica, donde cada ingrediente brilla, pero el aceite envuelve y armoniza.
3. Cocinar el solomillo
Salpimienta el solomillo y cocínalo en una sartén caliente con un toque de AOVE Lecciana. Déjalo dorar por fuera y jugoso por dentro. Tras unos minutos de reposo, córtalo en lonchas finas.
4. Montar el bocadillo
Abre la baguette, unta la base con el tapenade, añade los tomates macerados bien escurridos, coloca las lonchas de solomillo y, como toque final, añade un hilo de AOVE Lecciana por encima. Puro oro líquido.
🌿 El secreto está en el aceite
El AOVE Lecciana no es un ingrediente más: es el alma de este bocadillo. Su perfil suave, frutado y elegante equilibra la intensidad de las anchoas, la profundidad de las aceitunas y la jugosidad de la carne. Cada bocado lo confirma: cuando el aceite es de verdad, no necesita esconderse.
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